Mar: “Sólo llora quien se ahoga en recuerdos”, leí en un libro. Llorar es un defecto, una debilidad. Y entonces, porqué lloro? ¿En qué recuerdos me estoy ahogando? Siento que lloro por recuerdos que no recuerdo, como que hubiera un mundo que alguna vez fue mío.
A veces escucho una palabra o veo una cara y tengo una sensación rara, como si esa cara o esa palabra me llevaran a otro lugar, a otro tiempo.
Es como si en mi alma, hubiera un gran muro que encierra otro mundo, otra Marianella... otra historia por descubrir, y eso me da miedo. Me da miedo abrir esa compuerta, me da miedo lo que puedo encontrar del otro lado del muro.
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar; pero cómo olvidarme de algo que ni siquiera recuerdo? Eso siento, como si me hubiera olvidado de quien soy realmente, como si viviera en una mentira, como si no fuera quien creo que soy. Uno anda feliz por la vida creyendo saber quién es, y de pronto una llave, una simple llave te abre la puerta a un mundo desconocido. Solo sabiendo quien fuiste podes saber quién sos. ¿Es posible que uno haya sido alguien distinto sin recordarlo? ¿Es posible ser alguien distinto al que crees que sos?
Los recuerdos son como la historia, la escriben los que ganan; qué recuerdos ganaron en mi historia? ¿Quién escribió mi historia? Es muy importante saber quién sos. Y yo sé muy bien quien soy, soy Marianella Molina Prado Rojo, una chica feliz".
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