domingo, 1 de junio de 2008

Nota en Clarín! = )


Qué tienen esos jóvenes carilindos que hipnotizan y arrastran con sus canciones a niños y adolescentes?


¿Por qué dentro de las aulas se habla de ellos, se cantan sus temas y se imitan sus conductas? ¿Cómo salen de la pantalla para volverse marca? ¿Qué pasa con la tira que ven cerca de 1,3 millones de chicos (y no tan chicos)?


Pasen y vean el fenómeno Casi ángeles, otro boom made in universo Cris Morena. En las puertas de los estudios de Martínez niñas de colegios públicos y privados se aúnan en gritos e histeria. La guardia comprende faltazos a la escuela y hasta padres consentidores que sostienen, pacientes, hojas de cuaderno en las que algún integrante del elenco estampará su firma.

Basta que ingresen vehículos con vidrios polarizados para que las muchachitas lloren de rodillas, y se arranquen los cabellos, implorando un alto a los semidioses adolescentes. Postales parecidas se ven en un shopping de Martínez, donde a menudo los actores visitan el fanstore —un punto de venta de merchandising que abre de lunes a lunes— en el que se consigue, por ejemplo, el modelo de zapatillas que usan los teens. La cuestión es desentrañar el por qué de tanta adhesión.


¿Un juego de identificaciones o, justamente, todo lo contrario? "Los TeenAngels tienen una personalidad clara y eso es lo que puede pegar en los chicos. Además, se unen y luchan contra algo. Si algo así funciona tan bien, primero tiene que ver con el elenco. Después, el hecho de tener un libro que sostiene. En esta historia son todos queribles. Es una trama coral: interesan las historias hasta de los malos", analiza el director, Mariano Demaría, en las huestes de Cris Morena desde el 2001.


Protagonizada por Emilia Attias y Nicolás Vázquez, la tira combina historias -muchas con tinte mágico - con baile y música. Aquí no hay divinas ni populares (como en Patito feo), pero sí alguna que otra Antonella suelta que establece quién pertenece y quién no. Como un Chiquititas evolucionado, el programa gira también en torno a un hogar de niños y jóvenes, aunque a estos huérfanos les han pasado otras cosas, según el director: "Bartolomé (Alejo García Pintos) tenía un hogar con chicos de la calle, que en realidad usaba para explotar niños. Los chicos robaban para él.

Hasta que Cielo y Nicolás llegan. Se usó una problemática real, el abuso de menores. Claro que si tuviéramos que mostrar lo heavy, tendríamos que hacer un programa para las once de la noche", explica Demaría.

Por cómo visten, estos niños pobres no parecen tales, aunque sus hacedores insisten en encontrar valores al mensaje, si se quiere, espiritual. "El hecho de decir, podés lograr lo que querés, si creés y la peleás. Todo el mundo necesita creer en ángeles", dice. Como es costumbre para este tipo de productos infanto-juveniles, la tira dio a luz a un hijo, un grupo musical (TeenAngels) que bien podría ser heredero de Erre Way, aquel que despertó furor tanto acá como en Israel.

Mariana Espósito, una de las TeenAngels, es tajante en la comparación: "Los Rebelde Way salían de la rebeldía. Nosotros del dolor, sabemos lo que es luchar por los sueños", opina. Mientras, la fiebre angelical se triplica. Hay tantos fans club que los productores se sinceran: "Perdimos la cuenta. Todos los días se multiplican los blogs de acá y hasta de Chile. Ya no los podemos ni contar".

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